En el primer poemario de Soraya Heredia encontramos una violenta locución inherente al mundo que pretende desglosar, participando de su modus vivendi mediante una voz furibunda, eviscerada, que entronca tanto con el más lisérgico Antonin Artaud como con el García Lorca pre-Nueva York.
Dueña de una tradición poética rizomática, los versos se desenredan conscientes de la importancia del “yo” dentro de la impasible pertenencia al “nosotros”, herencia adoctrinada por el territorio vivencial que llega a trascender lo lingüístico, adoptando posturas irreconciliables con la escena contemporánea hasta mutar en la más pura representación de lo ancestral.
Ioputa
Me cago en to tu muerto
Me cago en ti
Caxo mierda
Ti via parti la boca
Mamonaso
Te lo juro po
Mi mare
“Er fali”, del libro “Estar majarón”
Una lectura caleidoscópica y elíptica es a la que nos enfrentamos ya desde los primeros versos: el orden de los poemas no es casual, sino que obedecen a un aleph íntimo, una hermenéutica disparada de significantes asignados a sujetos que conforman un mismo tejido jerárquico. Estamos hablando de una poética de lo subyacente: lo carnal supeditado a la cárcel del deseo, transformado mediante versos de una fiereza inédita, pervirtiendo toda una concepción vanal de la perspectiva unidireccional y dotándolo de un nuevo rumbo ad hoc.
Dividido en tres partes, “La chari”, “La dolo” y “La gordi”, el poemario “Estar majarón” pronto se muestra como una tentativa voraz de suprimir referentes con el único fin de alcanzar una reflexión sobre la locura mediática, sobre el naufragio a plazos en el que se desenvuelve la sociedad actual.
De este modo, “Chocho” se convierte en el vórtice, en el núcleo implosivo del poemario que, precisamente por ser consciente de su posición, destroza la vertebración asimilada y convierte el tramo final del poemario en un crescendo de imágenes y metáforas autoreferenciales.
Meteme toa la picha
Me da gusto ai
Meteme toa la picha
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si
“Chocho”, del libro “Estar majarón”
Una sexualidad minusválida se desbroza de las últimas escenas del libro: caducas páginas que reverdecen ante el pulso impasible que se desgranan de las líneas dedicadas al padre y a la madre como símbolos de una eternidad mal entendida.
Churumbele
Quiero tener churumbele
Contigo
cabron
Churumbele
Que eso es lo ke emo tenio
Nosotra
Toa la puta via
“Roto Prefilactico”, del libro “Estar majarón”